Presiones

Resulta mas o menos evidente que estamos ante el choque de dos corporaciones: Una que claramente ha construido nuestra realidad detentando el control de la información que circula y otra que, al menos de a ratos me inspira cierta simpatía aunque haga dos cagadas por cada cosa que resulta un acierto.
En este contexto, en el que debe concedérsele a Aníbal Fernández que cosas como la asignación universal por hijo eclipsan boludeces como la cantidad de mocasines que tiene Néstor o las joyas de Cristina, veo con asombro la evidente ofensiva que busca minar el poder del grupo Clarin.
Creo, sin dudas, que si alguno de los peldaños de la construcción de ese imperio está manchado de sangre, eso, debe, en algún momento objeto del análisis de la justicia. No puedo dejar de notar, tampoco, que al enfentarse tan abiertmente al grupo, tan al borde de la ley, en el mismo barro, se ven obligados a pelear a una altura moral cuasi equivalente que los expone a ataques de una elaboración plana como los del principal humorista La Nación.
Del episodio de Papel Prensa, lo que más me impresiona es, sin dudas la vigencia de la amenaza, del temor.
La persistencia del temor en una persona, probablemente más consciente que el resto de los ciudadanos de a pie, acerca de la vigencia de las fuerzas que, en su momento, arrancaron la vida y el patrimonio de otros. Un temor que sostiene la construcción de un relato que, en función de los efectos en el presente; con un oligopolio de medios detentado una posición de control en el mercado de insumos de sus competidores, resulta, al menos, dudoso.
¿Cuál será la verdad?

con referencia a: Desmienten al Gobierno el hermano y la hija de Graiver (ver en Google Sidewiki)